jueves, 2 de mayo de 2013


Hoy...J cumple dos años desde aquel día en el cual decidió apagar con un último suspiro la llama de su vida. Desde anoche ya me tenía invadida la nostalgia. Las luces se apagaron y yo quede suspendida entre recuerdos de nuestras gratas conversaciones, preguntándome "¿porqué?"  "¿porqué lo hiciste?" 

Es, en momentos como ese, cuando uno entiende que no está bien señalar, juzgar y llamar a los otros "cobardes" o "incapaces" puesto que no conocemos sus verdaderos problemas, sus miedos...sus temores. No todos tienen la fortaleza suficiente como para hacer a un lado sus dificultades, sus errores o fracasos y seguir caminando. 

Ahora...reposa en aquel amplio lugar donde parece siempre posarse una enorme nube gris que atrapa los cálidos rayos del sol. Un mundo en el cual...al cruzar la entrada, se siente como si una mano helada le recorriera a uno la espalda y los hombros, en tanto se respira el aroma dulzón de las rosas, que en aquella circunstancia, se convierte en el olor característico de la muerte...

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