lunes, 8 de julio de 2013

Un taxista conversador


En una película cómica - dramática que se respete, él o ella se sube a un taxi. Pero la escena no queda allí, el señor de rostro noble que va conduciendo decide romper el silencio con una pregunta: "¿se encuentra bien?" A partir de allí se desencadena una relación respetuosa, amistosa, cordial entre el taxista y el pasajero, que en este caso por lo regular es el protagonista de la película. Confesiones y apoyo mutuo van y vienen. 

Se lee bonito...pero, cuando lo trasladas a ésta realidad ya no se ve tan agradable. Bajo ese sol abrasivo esperaba transporte. Que sopor...que calor..."puro sol de agua mijita" diría mi abuela materna que en paz descanse. En ese momento se me salió la fe torcida que tengo y le recé al todopoderoso para que pasara uno rápido, "Dios mío..." Como me escuchó (creo...) al ratito (que me pareció una eternidad) pasó uno y en mi desespero por llegar a mi destino me subí al primero que divisé, algo de lo cual me arrepentí después.

Con un suspiro le dije que por favor me dejara en tal parte, "claro mi reina" contestó. No pude menos que quedarme tiesa en tanto una señal de alarma se activaba en mi cabeza. "Hubiera preferido que nos diera un golpe de calor antes que subirnos aquí" susurraba esa vocecita en mi cabeza. El tipo, que llevaba unos lentes que solo le quedan bien al vocalista del grupo argentino La Mosca Tse Tse, me preguntó de repente, a sus anchas, como si me conociera desde hace mucho tiempo... 

Él:  ¿pegándole duro a la guitarra?

Yo:  ...no...esto no es una guitarra...

Él:  cuando estaba pagando servicio tenía un amigo que le gustaba la música, ese man si que le botaba corriente a eso

Yo:  ......

Él:  yo si no, es que eso tiene tanta cosa ¿si o no? empezando porque hay que cuidar esas vainas (instrumentos) 

Yo:  ......

Pensé que interpretaría mi silencio como una gran señal que le estaba enviando de que no deseaba conversar, tenía muchas cosas en mente y la confianza minada. Pero él siguió. Un trancón trajo de vuelta sus palabras.

Él:  eh ave maría, todavía ven el semáforo en verde y no avanzan, ésta gente está dormida

Yo:  ...sí, será eso...

Él:  es que con estos calores...¿ese sol si que está alborotado hoy no? parece verano pero es puro sol de agua

Yo:  ......

No me dirigía a un aeropuerto, no le había dicho "por favor acelere o el amor de mi vida se me va en ese avión" como en la película que ya les mencioné, pero no pude evitar que un suspiro de alivio se me escapara al llegar donde deseaba, como si realmente allí me estuviera esperando alguien con los brazos abiertos y el corazón cálido. Ahí sí cabría la pregunta "¿cómo estás?" a lo que respondería "bien, con una sensación de desconfianza que me superó, pero creo que no habría podido sentir otra cosa"

Definitivamente...la realidad y las películas poco o nada se parecen. Incluso...si lo pienso bien, en el caso hipotético de que realmente hubiera estado ansiosa por evitar que esa persona se subiera a ese avión, probablemente...muy probablemente no le hubiera alcanzado.

 

    

miércoles, 3 de julio de 2013

Últimamente he aprendido...


- A no mirar tanto el reloj, a dejar que el día fluya con sus azares y momentos apacibles. El tiempo es algo que se inventó para torturarnos, mire como se mire. 

- A no creer, de manera inmediata, en todo lo que me dicen.

- A tener más entereza a la hora de enfrentar a alguien. 

- Que ser tan amable atrae uno que otro problema (increíble pero cierto) un gran ejemplo de ello es que piden el mismo favor una...dos...hasta tres veces, luego lo siguen haciendo mientras le ven a uno la cara de imbécil.

- Y finalmente...que no es un débil aquel que entrega por completo su corazón, sea o no correspondido.

Bueno, pero...¿y mañana? ¿qué enseñanzas me traerá?