miércoles, 27 de julio de 2011

LOS PENSAMIENTOS DE LORD HENRY


“La Academia es demasiado grande y demasiado vulgar. Siempre que he ido allí había tanta gente, que no me ha sido posible ver los cuadros, o bien, tantos cuadros que no he podido ver a la gente, lo cual era peor.”

“¡Que tipos tan originales son ustedes los pintores! Mueven el cielo y la tierra por ganarse una reputación y, en cuanto la consiguen, parece como si quisieran desembarazarse de ella.”

“Pero belleza, la verdadera belleza, termina donde empieza una expresión intelectual. La inteligencia es en sí misma una especie de exageración y destruye la armonía de cualquier rostro. En el momento en que se sienta uno a pensar se convierte en todo nariz o todo frente o en cualquier cosa horrible. Mire usted a los hombres que han triunfado en profesiones doctas. ¡Son todos de una fealdad perfecta! Excepto, claro está, en la iglesia. Pero es que en la iglesia no piensan. Un obispo sigue diciendo a los ochenta años lo que le enseñaron a decir cuando era un muchacho de dieciocho, y la consecuencia natural es que se conserva siempre con un aspecto delicioso.”

“El único encanto del matrimonio es que da una vida de decepción absolutamente necesaria para las dos partes. Yo nunca sé dónde está mi esposa, ni ella sabe nunca dónde estoy yo. Cuando nos encontramos – y nos encontramos en algunas ocasiones, cuando vamos a cenar fuera – nos contamos el uno al otro las más absurdas historias con las caras más serias. Mi mujer es muy hábil para eso; de hecho, es muy superior a mí. Ella nunca se confunde con las fechas y, en cambio, yo siempre. Pero cuando lo advierte, no se enfada en absoluto. Muchas veces me gustaría que lo hiciera, pero se limita a reírse de mí.”

“En cuanto a creer en las cosas, puedo creerlo todo, con tal de que resulte increíble.”

“La conciencia y la cobardía son en realidad la misma cosa. Conciencia es el hombre registrado de la razón social. Eso es todo.”

“Yo establezco una gran diferencia entre las personas. Yo elijo a mis amigos por su buen aspecto, a mis conocidos por su buen carácter y a mis enemigos por su buen talento.”

“No puedo evitar detestar a mis parientes. Supongo que esto se debe a que ninguno de nosotros soporta que los demás tengan nuestros mismos defectos. Simpatizo completamente con la democracia inglesa contra lo que ella califica de vicios de las clases altas. Las masas sienten que la embriaguez, la estupidez y la inmoralidad deben ser de su exclusiva propiedad, y que si alguno de nosotros se porta como un asno, es como si cazara en sus vedados.”

“Cuando uno expone una idea a un verdadero inglés – lo cual no deja de ser temerario – éste nunca se para a considerar si la idea es buena o mala. Lo único que le parece importante es saber si uno cree en ella. Ahora bien, el valor de una idea no tiene nada que ver con la sinceridad del hombre que la expresa. Incluso existe la probabilidad de que la idea sea de mayor pureza intelectual cuanto más insincero sea el hombre, porque en este caso no estaría mediatizada por los deseos, las necesidades o los prejuicios de aquel.”

“Prefiero las personas a los principios y me gustan las personas sin principios más que cualquier otra cosa en el mundo.”

“Es triste pensarlo pero no hay duda de que el genio dura más que la belleza. Esto explica el hecho de que nos esforcemos tanto en instruirnos. En la feroz lucha por la existencia, queremos tener algo duradero, y por eso llenamos nuestra mente de broza y de hechos, con la necia esperanza de conservar nuestro puesto. El hombre bien informado de todo; ése es el ideal moderno. Pero la mente de ese hombre bien formado es espantosa. Es como un almacén de baratillo, todo monstruoso y polvoriento, donde el precio de todas las cosas es superior a su verdadero valor.”

“Los que son fieles sólo conocen el lado trivial del amor; es el infiel el que conoce las tragedias del amor.”

“Las mujeres no aprecian la belleza; por lo menos, las mujeres buenas.”

“No hay influencia buena. Toda influencia es inmoral…inmoral desde el punto de vista científico, porque influir sobre una persona es transmitirle nuestra propia alma. No piensa con sus naturales pensamientos ni se quema con sus pasiones naturales. Sus virtudes no son reales para ella. Sus pecados, si es que existe algo parecido al pecado, son prestados. Se convierte en el eco de una música ajena, en un actor de un papel que no ha sido escrito para él. El objeto de la vida es el propio desarrollo. Realizar nuestra naturaleza perfectamente; eso es lo que cada uno debe hacer. La gente tiene miedo de sí misma hoy en día. Y es que ha olvidado el más alto de sus deberes, el deber para consigo mismo. Naturalmente, son caritativos. Dan de comer al hambriento y visten al pobre. Pero dejan morir de hambre a sus propias almas y están desnudas. Se ha extinguido el valor de nuestra raza. Quizá nunca la tuvo en realidad. El terror de la sociedad, que constituye la base de la moralidad, el temor de Dios, que es el secreto de la religión…esas son las dos cosas que nos gobiernan.”

“Si un hombre quisiera vivir su vida plena y enteramente, si quisiese dar forma a todos los sentimientos, expresión a rodos los pensamientos, realidad a todos los sueños…creo que el mundo ganaría tal impulso de fresca alegría, que olvidaríamos todas las enfermedades medievales y volveríamos al ideal helénico, puede que a algo más hermoso y más rico que el ideal griego. Pero el más valiente de nosotros se asusta de sí mismo. La mutilación del salvaje tiene su trágica supervivencia en la negación a medias que echa a perder nuestras vidas. Somos castigados por nuestras negativas. Cada impulso que intentamos ahogar, brota en nuestro cerebro y nos envenena. El cuerpo peca una vez y le basta con su pecado, porque la acción es una forma de purificación. No nos queda más que el recuerdo de un placer, o la voluptuosidad de una pena. El único medio de ahuyentar una tentación es ceder a ella. Resistir es hacer que nuestra alma crezca enfermiza deseando las cosas que se ha prohibido a sí misma, con el deseo de lo que una ley monstruosa ha hecho monstruoso e ilegal. Se ha dicho que los grandes acontecimientos tienen lugar en el cerebro. Es en el cerebro, y sólo en él, donde tienen lugar también los grandes pecados del mundo.”

“¡Siempre! Esa es una palabra terrible. Me hace estremecer cuando la oigo. Las mujeres son muy aficionadas a emplearla. Estropean toda novela intentando hacerla eterna. Es una palabra sin ningún significado. La única diferencia entre un capricho y una pasión de toda una vida es que el capricho dura un poco más.”

“La manera de vestir del siglo diecinueve es detestable. Los trajes son tan oscuros, tan deprimentes. El pecado es realmente el único elemento de color que queda en la vida moderna.”

“¡Que alborotos arma la gente con la fidelidad! ¿Por qué, si incluso el amor es puramente una cuestión fisiológica? No tiene nada que ver con nuestra propia voluntad, los jóvenes quieren ser fieles y no lo son; los viejos quieren ser infieles y no pueden: eso es cuanto puede decirse.”

“Puedo simpatizar con todo menos con el sufrimiento. Hay algo terriblemente morboso en la simpatía moderna por el dolor. Puede uno simpatizar con el color, con la belleza y con la alegría de vivir. Cuanto menos se hable de las enfermedades de la vida, mejor.”

“La ventaja de las emociones es extraviarnos y la de la ciencia, no conmovernos.”

“La humanidad se toma a sí misma muy en serio. Es el pecado original del mundo. Si el hombre de las cavernas hubiera sabido reír, la historia habría sido muy diferente.”

“Para vivir la juventud, no hay más que repetir sus locuras.”

“Los hombres se casan por cansancio; las mujeres, por curiosidad, ambos quedan decepcionados.”

“Los que no aman más que una vez en su vida son los verdaderos superficiales. Lo que ellos llaman su lealtad o su fidelidad lo llamo yo el letargo de la costumbre o la falta de imaginación. La fidelidad es a la vida emocional lo que la consistencia es a la vida intelectual, una simple confesión de fracasos.”

“La gente es muy aficionada a repartir aquello que más necesita. Es lo que yo llamo el abismo de la generosidad.”

“El mero hecho de haber publicado un libro de sonetos de segunda fila hace a un hombre completamente irresistible. Él vive la poesía que no es capaz de escribir. Los otros escriben la poesía que no se atreven a realizar.”

“Yo nunca apruebo o desapruebo nada. Esa es una actitud absurda ante la vida. No nos han puesto en el mundo para airear nuestros prejuicios morales. No hago nunca el menor caso a lo que dice la gente vulgar y nunca intervengo en lo que hacen las personas encantadoras. Si me fascina una personalidad, cualquiera que sea el modo de expresión que esa personalidad elija, me resultará absolutamente deliciosa.”

“La razón de que todos pensemos tan bien de los demás es que nos asustamos de nosotros mismos. La base del optimismo es el terror puro. Creemos ser generosos porque concedemos a nuestros vecinos la posesión de aquellas virtudes que pueden beneficiarnos. Alabamos a nuestro banquero con el fin de que haga producir a nuestra cuenta y encontramos buenas cualidades en el salteador de caminos con la esperanza de que respete nuestros bolsillos.”

“La mujeres son maravillosamente prácticas, mucho más prácticas que nosotros. En situaciones de este tipo, nosotros nos olvidamos a menudo hablar de matrimonio y ellas nos lo recuerdan siempre.”

“El placer es la única cosa sobre la que merece la pena tener una teoría. Pero temo no poder exponer esa teoría como mía. Pertenece a la naturaleza, no a mí. El placer es el experimento de la naturaleza, su señal de aprobación. Cuando nos sentimos felices somos siempre buenos, pero no siempre que somos buenos, nos sentimos felices.”

“Ser bueno es estar en armonía con unos mismo. La discordia es verse forzado a estar en armonía con los demás. La propia vida, eso es lo importante. En cuanto a la vida de los demás, si uno quiere ser un pedante o un puritano, puede hacer ostentación de sus opiniones moralizadoras sobre ellos, no nos conciernen. Además, el individualismo es el fin más elevado. La moralidad moderna consiste en aceptar la norma de la época. Yo considero que el hecho de aceptar la norma de la época por un hombre de cultura es un acto de la más grosera inmoralidad.”

“Me encanta el teatro. Es mucho más real que la vida.”


El Retrato de Dorian Gray

Oscar Wilde

jueves, 14 de julio de 2011



No sé si es porque le parece muy chistoso hacer eso o porque en realidad tiene un problema de fondo que resolver con su mamá, pero aquel niño se aferró a mi cintura.

- ¡Mami!

Durante los primeros segundos no pude articular palabra, me había sorprendido tanto que apenas estaba asimilando la situación, la cual, si hubiera sido una escena de esas series malucas al estilo norte americano de los 90´s, habrían estallado las risas de fondo, incluso en ese momento me pareció oírlas. Miré de un lado a otro, aparentemente nadie nos observaba. Le sonreí, pero era de esas sonrisas que son más como un gesto reforzado convirtiéndose en una mueca que en otra cosa.

- Ehhhh…

Seguí con mi mueca de incomodidad. El niño parecía una garrapata, sujeto a mi cintura. Resoplé - “¡rayos! y ahora cómo me lo quito de encima?” - Tuve una pequeña punzada de remordimiento por pensar así, pero al final el susto y la consternación que me había generado ganaron. Cuando me disponía a apartarlo de mí con una sonrisa que creo ya se veía maléfica para poder espantarlo, alguien llegó y se compadeció de mi situación. La amenaza de una reprimenda pareció tener más efecto que mi torva sonrisa porque el niño salió corriendo. “Listillo” pensé y solté una corta carcajada.

- No es la primera vez que lo hace. Le dice papá o mamá a todos los que entran acá

- Hmmm…

- Necesita mano dura

“Lo que ese niño necesita es un buen terapeuta” pensaba mientras reíamos. Así que todos para uno y uno para todos ¿eh? ¿Reclamando cariño de aquella forma, con tan mal gusto? Sin embargo la inocencia de los niños no mide esas cosas y por ello pensé que quizá fuera más un problema de relación con sus padres que otra cosa. Raro, no lo volvió a hacer, por lo menos no en cuanto a aferrarse a mí, aunque si manifiesta a todo pulmón – “¡Mami!” – y luego sale corriendo. Será que ya lo habré espantado un poco o quizá fue que le reprendieron. De todas formas ya nos acostumbramos a aquellas manifestaciones tan particulares de cariño de su parte y a sus detalles, que a propósito, le encanta regalar improvisados separadores para los libros. Bueno, yo le estoy dando esa utilidad.

miércoles, 13 de julio de 2011



Hace mucho que no tomaba entre mis manos aquel instrumento que llaman “taco” Me sentí como un espadachín o una versión moderna de Juana de Arco, ja! pero una salvadora de qué o de quién? Si hace un tiempo perdí a alguien especial y ni siquiera pude hacer lo necesario para aliviar su pena, su vida. No puedo evitar sentirme culpable todavía por lo que le sucedió, aunque el epicentro del problema fuera la mala fortuna de tener a una mamá calavera que no le brindaba ni la más mínima muestra de cariño.

Y allí estaba…mirando la punta desgastada y azulada del taco, pensando que sería bueno partirlo en la cabeza de aquella mujer por ser tan cruel. Negué con la cabeza – “Dejemos esos instintos para ocasiones de riesgo al estilo de una buena película de Hollywood” – “Y entonces…”- Él entró al salón, con ese aire de “¿y a quién es que le voy a ganar?” – “Ya, hasta acá llegué” No había alcanzado a aprender cómo debían ordenarse aquellas bolas de marfil cuando la victoria entraba bajo la epidermis de un chico amante del futbol y zalamero como él solo con un rostro aparentemente serio.

Sonreí. Frotando con tiza el extremo de aquella…vara, que a propósito me parecía enorme, ya que hace varios años que no agarraba una. “Creo que estoy lista…para perder será” y no pude evitar reírme de mi misma. Así, antes de que tuviera la oportunidad de retractarme, el juego comenzó, igual que muchas cosas en esta vida. Dos contra dos. Ojalá hubiéramos sido los únicos, pero como si la vergüenza no fuera suficiente, varios espectadores se agruparon en torno a nosotros. Las risas se elevaron por el salón, acompañadas de expresiones como: “Esa estuvo buena” “no te la dejaron fácil” “pégale aquí” y la que más me “gustaba” manifestada en coro “¡Huy! casi…”

La cerveza refrescaba mi garganta – “Ya que empezamos haciendo el ridículo, pues terminemos” - Acabé lo poco que quedaba en la botella y me preparé para mi turno. Miré las casillas, no había puntos todavía para ninguno de los dos equipos – “Bueno, eso es un consuelo, sin embargo no tardarán en meter el primero” – Pero oh sorpresa, mi compañero fue quien lo logró. Hombro con hombro nos reímos y lo felicité. En ese instante, sin calcularlo bien siquiera, metí la segunda bola. Y entonces comprendí de que la vida era así, como un juego, por lo tanto no solo es importante hacer bien cada movida, aunque nos equivoquemos a veces, sino también disfrutarlo al máximo, sin importar qué. Ah! y de que no siempre porque te creas un gran experto en algún ámbito de la vida, significa que te las vas a ganar todas. Sí, en medio de mi novatada, pude obstruirle varias jugadas al equipo contrario. ¿Talento escondido o simple suerte? Jajaja esa ya es otra discusión.