domingo, 13 de junio de 2010

SOLITARIO

Llegué tranquilamente con la intención de comer y tomarme una cerveza. No había mucha gente, pero por lo regular uno dice que "tiene buena espalda", así que..."probablemente esto no estará tan solo en un rato" No buscaba un lugar tan congestionado, pero el vacío tampoco es algo que me agrade mucho...

- "Buenas noches"
- "Buenas"

Me pasó amablemente la carta, y empecé un proceso que se me hace idílico a veces, por no decir siempre...Y ahora, ¿que pido? ¿de que tengo ganas esta noche? No tarde mucho, ya tenía cierta idea de qué saborear. Una cerveza bien fría para empezar fue lo primero que me llevé a los labios que ademas lo pedían a gritos.

Y es que mientras sentía en mi paladar el toque de limón y la generosa cantidad de sal, mi vista fue capturada, durante un rato por un hombre que tomaba lo mismo que yo, pero con la única diferencia de que lo acompañaba soledad. Ella estaba en cualquiera de los asientos de aquella mesa que se percibía tan enorme para él.

Se llevaba un cigarro a los labios, con un rostro que divagaba entre la tristeza y la despreocupación. Una mente dividida, que problema. Le prestaba atención a mi compañía y a aquel sujeto. Su mirada un poco perdida se posaba en los automóviles que pasaban presurosos, con la delicia de sus conductores, me imagino, por cometer alguna infracción y sentirse poderosos.

Quería capturarlo, "es un material interesante para una fotografía", lamentablemente no tenía una cámara a la mano, y si la hubiera tenido, igual, primero habría tenido que dejar mi temor por hacer eterno a un individuo, por que...no solo me siento como una espectadora, sino también como alguien que haría algo sin pedirles permiso, pero aún así mágico.

Exteriorizaba su aislamiento, su separación de este mundo, cortando el cordón umbilical de la comunicación. No tardo mucho en marcharse. Lo único que dejó fue una estela de humo a su paso, azul y blanca, que fue llevada por una brisa suavecita que le dió por hacer parada en aquel lugar. Recordé entonces las innumerables ocasiones en las cuales también estuve en esas, y sentí tanta nostalgia como en aquellos días. Pero también me dí cuenta de que a veces surge esa necesidad de estar solos para encontrarnos a nosotros mismos.















miércoles, 9 de junio de 2010

CUESTIONES DIVINAS

Su imagen se me presentaba algo...imponente. La primera vez que ingresé a aquel frío y enorme recinto sentí como si mi sangre se helara, como si cada una de aquellas imágenes nos observaran nada más y nada menos que como un grupo de pecadores empedernidos. Tenían una mirada que oscilaba entre el juicio y una pizca de ternura, señalando con sus índices a más de uno.

Cada paso era una aproximación al estado de culpa. Cada uno se persignaba con rostro de remordimiento. Acercándome sigilosamente, sin desear rozar ni siquiera un poco a los demás, me planté ante aquella imagen de un ser crucificado con un rostro de profunda tristeza y penuria. "Si este ser divino creó al hombre a su imagen y semejanza...entonces él también...en lo más profundo de si puede caer en el error, cometer actos de los cuales se arrepienta con ese mismo rostro"

¿Y es que desde cuando estar atormentado por el temor al llamado "pecado" se le conoce como vida? ¿Desde cuando Zeus, Poseidón, Hades y todos los dioses mayores y menores se convirtieron en uno solo? ¿En este "Dios"? No lo podía entender. Me senté esperando a que alguien respondiera la pregunta. Una pregunta que no era nada más que eso...una pregunta. Una incógnita absurda por que "¿mija y usted desde cuando pensando en esas cosas?" Nadie podía responderla. Y es que defendiendo mi derecho a la duda me quedé con un rotundo NO cuando la enorme familia se había sentado a almorzar, "¿mija usted es creyente?" "No tía, no"








martes, 1 de junio de 2010

EN UNA TARDE DE MAYO

En una de las tantas tardes de mayo, me sucedió algo...¿de película? Sí, quizá. Por un momento sentí una inexplicable curiosidad por observar a través de una de las pequeñas ventanas del apartamento. "Definitivamente vivir en una capital debe de ser terriblemente sofocante"

Y mientras estas palabras cruzaban por mi mente, divisé en una de las terrazas a un chico. En medio de aquel calor tan abrumador "¿qué rayos hace ahí?" De pie, miraba al cielo como quien busca algo entre las nubes, una señal divina o algo parecido.

"En este tipo de ciudad parece ser que hay espacio para las cosas extrañas" No podía dejar de mirarlo. Su comportamiento me parecía tan extraño...tan curioso. Me imagino que sintió mis ojos en su nuca por que se dio vuelta y sin vacilar, sin perder tiempo en la búsqueda, me miró directamente como quien dice: "te pillé"

Habrá pensado: "que chica tan mirona" Sin embargo su rostro no reflejaba enojo o inconformidad por mi falta de tacto al verlo tan fijamente. Eso no pudo evitar por supuesto que sintiera vergüenza al darme cuenta que me había descubierto, pero es que esa mirada de soñador definitivamente había llamado mi atención.

Y no, no fue cuestión de cupido o algo por el estilo, él no participó. La vaina era más reflexiva que otra cosa. Él me lanzó una sonrisa tierna. Yo, con mis ojos traté de manifestarle: "que pena, no era mi intención verlo". Un grito en el fondo de mi nombre fue suficiente para que en un abrir y cerrar de ojos aquel muchacho desapareciera. Cuando había vuelto mi atención sobre aquella terraza, ya no estaba...