No más cadenas por favor. Y no me refiero a las cadenas que le colocan a la gente para inmovilizarla y torturarla, así como hacen con muchas personas en este país. No, la vaina va por otro camino. Esta vez lanzo como una especie de ruego, si se quiere decir así, al "infinito virtual", a la gente con la cual me "comunico" y que está al otro lado de esta pantalla, a la gente con la cual si mucho, por más que lo intente, el saludo queda en: "hola, ¿qué más?" y yo: "bien, gracias" Listo hasta ahí. Si... a esas personas.
Si no tengo nada interesante que enviar, no mando nada, así de simple y sencillo. Estoy cansada de las exageradas advertencias y deseos de mala suerte y toda esta vaina si uno no reenvía el dichoso e-mail que a propósito pasó por un montón de gente a los cuales ni conozco. Si se lo envías a tantas personas te pasa esto y a este poco esto. Finales melodramáticos. Que teatro, que exageraciones.
Pero bueno, buscándole el lado amable, por que ahora lo que está de moda es el positivismo y todo ello, las cadenas si me sirven de algo. Reírme de la necesidad reiterada que tiene la gente de estar preguntando: "¿eres mi amigo/a?" "si me lo mandas es por que eres mi amigo y me deseas lo mejor" etc, etc. Nunca le deseo mal a nadie, pero no seamos tan infantiles. Por el hecho de que me lo manden N número de veces, no significa que sean mis amigos, que se sientan mis amigos o que por el contrario, al estar reenviándolos cada rato los considere mis amigos del alma. No tengo nada en contra de la amistad, incluso considero que no hay nada mas precioso en este mundo que un verdadero amigo/a, pero ese intercambio de cadenas no dice nada, en realidad, absolutamente nada.
¡Mejor hagamos música!
Manifestémosle al otro, de frente, cara a cara, con palabras y gestos: te quiero, te amo, te estimo. Eso sí es hermoso.
