domingo, 25 de septiembre de 2011


TRAVESTIDO


¿Cómo te gustaría que fueran las mujeres? - preguntó el amigo H al amigo K mientras bebían una cerveza en un bar. Desarmables - contestó el amigo K -, cuando uno no las quiera pueda colgarlas por partes en un gancho y guardarlas en el closet junto con los vestidos. ¿Cómo te gustaría que fueran los hombres? - preguntó el amigo K mientras bebían la segunda cerveza. Desarmables - respondió en amigo H -, igual que las mujeres; cuando uno no los quiera ver puede colocarlos por partes en la gaveta del escritorio o en la guantera del auto. Entonces, la mesera que estaba escuchando la conversación se acercó y sacándose la peluca, las pestañas, las uñas y los senos, preguntó: ¿Así les gustaría a los caballeros?


EL BIBLIÓFAGO


Era un hombre que tenía como vicio mayor coleccionar libros y mujeres. Cuando éstas lo dejaban se llevaban en venganza su biblioteca. Ellas decían que lo hacían porque si habían perdido su cuerpo por lo menos se quedaban con su espíritu. Algunas, en su larga y dolorosa soledad los leían y al final comprendían la razón de su ruptura. Él, como era un bibliófago empedernido, volvía a aprovisionarse de libros y asimismo los perdía. A lo largo de su vida perdió tantos libros como mujeres y en un momento llegó a tener una biblioteca tan grande como la de Alejandría.

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El bibliófago es un comedor de libros. Quien sucumbe a la tentación corre el riesgo de ser transportado a universos desconocidos. Todo el mundo está invitado a la cena. El libro no es la vida, es el lenguaje simbólico de la vida. Diógenes descubrió la luz cuando abrió un libro y lo leyó. Virgilio leyó un libro en el infierno antes de emprender de nuevo su camino y fundar una nueva patria. El Quijote leyó todos los libros de caballería antes de emprender su viaje por la Mancha. Bouvard y Pécuchet leyeron todos los libros científicos antes de fracasar en su intento de ser sabios. Borges leyó todos los libros de la Biblioteca Universal luego de haber compartido por largo tiempo el reino de Tiresias. El bibliófago debe ser como Tiresias. Italo Calvino dijo que el siglo XXI sería el de Cronos. El siglo de la velocidad. Temo que el autor italiano se equivocó. El siglo de la velocidad - si alguna vez existió - ya pasó. El siglo XXI es el de la memoria.


TODOS SOMOS FAUSTO


Fausto vivió angustiado entre sus aspiraciones ilimitadas y sus capacidades limitadas para vivir. De una u otra manera, todos somos Fausto en busca del infinito que jamás alcanzamos.


DON´T WORRY


Te condenarán por lo que has escrito y por lo que has dejado de escribir. No te preocupes, siempre te condenarán. En los periódicos seguirán colgando - como a Francois Villon - tus miserables artículos. (Tus amigos te adularán cuando estés con ellos, cuando no estés hablarán mal de ti). Las revistas editoriales ni te mencionarán. (Tu mujer y tus hijos tendrán piedad de ti). Pero el día que mueras te arrancarán los órganos vitales y los venderán al mejor postor. (Así le sucedió a Poe, Celine y Barba Jacob). El resto lo tirarán de carroña para los cachorros hambrientos que vienen.


EXPERIENCIA HUMANA


Se aprende toda la vida a saber quién es. (Como cuando un perro frente a un espejo confunde la realidad con la ficción). Cuando hablas de ti, no hablas de ti; hablas de otra cosa pues no te conoces. Cuando hablas de ti, tú ya no eres tú; hablas de lo que percibes en el mundo, no de ti. La experiencia humana es terriblemente compleja.


EL OPACO MUNDO DE LOS OBJETOS


El opaco mundo de los objetos te ha quitado el brillo de la mirada. Para que no te robe la luz tienes día a día que recurrir - como el hombre de la caverna - al sortilegio centelleante de tu imaginario.


LA PINTURA DEL MUNDO


El mundo es una pintura donde yo hago mi experiencia. Soy el pintor de la tela, por eso hago parte de ella, de esa gran pintura inacabada que nadie sabe si es abstracta, realista, conceptual, instalación o performance.


EL OBJETO DEL MUNDO


El objeto del mundo está ausente. Leo siempre un libro que no ha sido escrito por mí. Hoy, es legítima la insaciable voracidad entre los hombres. El espacio obtuso de la bestia triunfante. En estos tiempos es de muy mal gusto pensar. Y, sin embargo, para amar hay que ser inteligente.




Fabio Martínez
"Del amor inconcluso"
Premio Jorge Isaacs, 1999