martes, 1 de junio de 2010

EN UNA TARDE DE MAYO

En una de las tantas tardes de mayo, me sucedió algo...¿de película? Sí, quizá. Por un momento sentí una inexplicable curiosidad por observar a través de una de las pequeñas ventanas del apartamento. "Definitivamente vivir en una capital debe de ser terriblemente sofocante"

Y mientras estas palabras cruzaban por mi mente, divisé en una de las terrazas a un chico. En medio de aquel calor tan abrumador "¿qué rayos hace ahí?" De pie, miraba al cielo como quien busca algo entre las nubes, una señal divina o algo parecido.

"En este tipo de ciudad parece ser que hay espacio para las cosas extrañas" No podía dejar de mirarlo. Su comportamiento me parecía tan extraño...tan curioso. Me imagino que sintió mis ojos en su nuca por que se dio vuelta y sin vacilar, sin perder tiempo en la búsqueda, me miró directamente como quien dice: "te pillé"

Habrá pensado: "que chica tan mirona" Sin embargo su rostro no reflejaba enojo o inconformidad por mi falta de tacto al verlo tan fijamente. Eso no pudo evitar por supuesto que sintiera vergüenza al darme cuenta que me había descubierto, pero es que esa mirada de soñador definitivamente había llamado mi atención.

Y no, no fue cuestión de cupido o algo por el estilo, él no participó. La vaina era más reflexiva que otra cosa. Él me lanzó una sonrisa tierna. Yo, con mis ojos traté de manifestarle: "que pena, no era mi intención verlo". Un grito en el fondo de mi nombre fue suficiente para que en un abrir y cerrar de ojos aquel muchacho desapareciera. Cuando había vuelto mi atención sobre aquella terraza, ya no estaba...



1 comentario: