martes, 25 de agosto de 2015



Quizá un café bien cargado mejore mi ánimo en esta tarde y pueda así pensar con calma sobre aquellos asuntos que en mi corazón no he podido resolver. No podemos evitarlo, los recuerdos...por más que lo intentemos, de tanto en tanto se esfuerzan por regresar tocando a la puerta de nuestra conciencia. Yo tengo muchísimos. Si los pongo en una balanza, diría que hay cierto equilibrio entre los recuerdos teñidos de tristeza y aquellos que me hicieron llorar...pero de la risa, situaciones que...al tomar distancia, puedo verlas como una extravagante amalgama de circunstancias que forman un camino de lo mas torcido. No hay uniformidad. Por el contrario, hay senderos sinuosos que derivan en otros y estos  a su vez en rutas más pequeñas y estrechas, algunas...sin salida en las cuales he tenido que volver sobre mis pasos para tratar de seguir, instantes en los cuales no son necesarios los aburridos libros de superación personal porque...de alguna u otra manera, la vida se encarga de enseñarnos, tarde o temprano...ya sea por las buenas o por las malas, lo que necesitamos incorporar a nuestra existencia.

Y es así, creemos tener todo tan claro cuando estamos tan pequeños. Forjamos sueños...pero no son sueños propios, no son anhelos de nuestro corazón. No...son los deseos de nuestros padres, de nuestros familiares. El camino se ve tan despejado, como el cielo sin nubes durante los días más intensos de verano. El sol está en lo alto...y el futuro se ve prometedor...y creemos, creemos en todo aquello que nos dicen, en lo que debemos ser y hacer para ser felices, como si la naturaleza de nuestro ser fuera tan transparente y tan clara que se pudiera tener un panorama completo de lo que realmente nos hace felices desde tan chicos. Ya mucho tiempo después es que uno se da cuenta, de que por más planificada que tengamos nuestra vida, habrá días y noches de silencio en los cuales surgirán imprevistos, cambios en la forma cómo vemos el mundo y más importante...cómo nos vemos a nosotros mismos. En ese instante es que uno empieza a evaluarse el significado de "ser feliz" y...aunque, no tengamos del todo claro qué es en realidad, a la conclusión que solemos llegar es que no suele ser precisamente aquello que nos repetían nuestros padres y abuelos, que tiene tantos matices y escalas que aún hoy cuesta creer que se mantengan ciertas percepciones desde tantísimo tiempo ya acerca de lo que esto significa, percepciones que nos lastiman, que nos encierran...porque sentimos que estamos en la obligación de cumplirlas...



2 comentarios:

  1. ¡Hola!, Disculpa...¿Todo esto lo escribes tu?.
    La verdad es que me encanta y ahora que he empezado a escribir me encantaría seguir leyendo mas de ti.

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    1. Hola.

      Sí, efectivamente los escritos son míos. ¡Que bueno que empieces a escribir! Mucho ánimo y no dejes que la impaciencia o el afán te quiten las ganas y el placer de escribir. Hay que aprender a tener un poquito de paciencia, pero vale la pena. Adelante.

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