lunes, 3 de enero de 2011

SERVICIO DE COMPAÑÍA


No, no se trata de ese tipo de compañía...

¿Que pensarías y sentirías si un día te ofrecieran la posibilidad de pagarle a una persona para que te haga compañía en una noche de copas?

¿Hmm...?

La soledad acecha a más de uno, algunos lo sobrellevan muy bien, otros, por el contrario, no la soportan, los mortifica. Es en este punto donde un desconocido entra en escena. La naturaleza de semejante situación me parece de película, divagando entre lo real y lo ficticio.

Una figura para llenar ese vacío, alguien perfectamente "hecho" a la medida del cliente. Su presencia física y emocional pero no sexual lleva al asunto de la soledad a otro nivel, a una forma de representar un encuentro de tal manera que no se me ocurre otra palabra para describirlo más que "extraordinario"

La preocupación por la posibilidad de no congeniar se convierte en algo vago, secundario. No importa si se es un yupi, un ñoño, un friki o un amante del rock, el grupo de acompañantes es amplio y variado, hay uno para cada tipo de cliente. Con un pago de por medio, la satisfacción se convierte en el elemento principal, típico de este tipo de intercambios.

Que forma tan majestuosamente macabra de presentar el por qué se hace y las hipocresías que encierra. Ahora solo falta que paguemos por respirar.




1 comentario:

  1. Pues no será en un lugar tan sofisticado como el de la foto, pero prácticamente es el mismo acto de invitar a un amigo a tomarse una cerveza en la tienda del barrio o a una amiga a tomarse un café en la cafetería de la cuadra. Al final uno "le paga" a ese alguien, le retribuye el haber compartido con uno ese rato. Estamos en venta en todo momento: el problema de la soledad es que a veces nadie nos compra o pasamos por alto las buenas promociones de gente que vale la pena. ¡Hasta gratis!

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